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Dar la noticia a la familia (parte 2 de 2)

Valoración:

Descripción: Una lección de dos partes que contiene consejos prácticos para quienes recién llegan al Islam y que enfrentan el desafío de dar la noticia de su nueva fe a sus amigos y familiares. Parte 2: Esta lección pone un gran énfasis en cómo tratar con los padres y mantener el respeto hacia ellos mientras se les comparte la noticia.

Por NewMuslims.com

Publicado el 15 Apr 2019 - Última modificación 27 Apr 2017

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Objetivos

· Apreciar los derechos de los padres en el Islam.

·Ser consciente de las limitaciones al obedecer a los padres.

·Aprender cómo tratar con los padres y mantener el respeto por ellos mientras les compartimos la noticia.

·Ganar valentía frente a los desafíos de la vida real a través del apoyo de las narraciones proféticas.

Términos árabes

·Hadiz (plural: ahadiz): Es un relato o una historia. En el Islam se refiere a un registro narrativo de los dichos y acciones del Profeta Muhammad y sus compañeros.

Derechos de los padres

Primero, es una buena idea conocer los derechos de sus padres en el Islam, puesto que incluso los padres que no son musulmanes tienen grandes derechos sobre usted. Allah dice:

“Le he ordenado al ser humano hacer el bien a sus padres” (Corán 46:15).

¿Por qué son importantes los padres?

Ser amable con los padres se ve en el Islam como obediencia hacia Allah y su Mensajero y, en consecuencia, esto tendrá su recompensa en el Más Allá. Respetarlos y obedecerles es una manera de mostrarles gratitud por los sacrificios que hicieron y el cuidado que tuvieron al criarlo a usted. Respetarlos y honrarlos desarrolla la amistad y el amor, lo que es extremadamente importante hoy más que nunca, puesto que pueden sentir que usted los ha excluido con su nuevo estilo de vida. Recuerde que obedecer y honrar a sus padres es un medio para entrar al Paraíso, y tratar bien a sus padres será una causa para que sus propios hijos lo traten bien a usted, Dios mediante.

¿Cómo puede ser amable con ellos? Obedézcales, respételos, baje su voz cuando esté cerca de ellos, sonría, sea humilde, no muestre su disgusto hacia ellos, sírvales, lleve a cabo sus deseos, consúlteles, escuche lo que dicen y no sea obstinado con ellos. Además, visítelos, pase tiempo con ellos, deles regalos, agradézcales por criarlo y tratarlo con amabilidad cuando era pequeño. Ante todo, rece por su guía.

Sin embargo, hay límites al obedecer a los padres. Allah dice:

“Si tus padres se esfuerzan por hacer que caigas en la idolatría de dedicar actos de adoración a otro que Dios, lo cual es algo que no te he enseñado, no los obedezcas, pero trátalos con respeto. Sigan el camino de los piadosos, pues ante Mí comparecerán y les informaré de lo que hacían” (Corán 31:14-15).

No se debe obedecer a los padres si le piden que usted desobedezca a Allah o a Su Mensajero y que viole las enseñanzas islámicas. Si se enfrenta a una situación en la cual se pueda ver involucrado en algo que no está permitido en el Islam, intente evitar esa situación. Si le sirven jamón para la cena, intente decirles que no tiene apetito o algo por el estilo; pero en todos los casos trate, en la medida de lo posible, de no ofenderlos.

Cuando usted sienta que es el momento adecuado y que quiere empezar un diálogo con sus padres sobre su aceptación del Islam, encuentre motivos por los cuales agradecerles, especialmente recuerdos del pasado. Coménteles sobre el niño terrible que usted debe haber sido y lo mal que se siente por haber sido semejante incomodidad para ellos. Explíqueles claramente por qué usted escogió el Islam. Déjeles saber que su relación con ellos está intacta.

Sea cuidadoso de no entrar en un debate religioso del tipo "mi religión versus su religión", ni con los padres ni con cualquier persona. Si lo "juzgan" o lo insultan, o expresan sentimientos "antiislámicos", rechace sentirse avergonzado o humillado por su decisión de ser musulmán. Recuerde el "don" de la paciencia y deje que el momento pase. Gane fuerza haciendo las plegarias mencionadas anteriormente.

Si expresan temor o recelo, diríjase a ellos con base en lo que sabe del Islam hasta la fecha. Discúlpese si le hacen preguntas para las que no tiene respuestas. Comprenda que usted todavía está aprendiendo su religión. No intente "convertirlos" ni probar que usted está en lo cierto y que ellos están equivocados. Intente tanto como le sea posible disipar cualquier inquietud que puedan tener sobre el Islam o sobre su aceptación. Es bueno cerrar cualquier conversación haciéndoles saber que usted los ama y que orará por ellos. Algunos buenos regalos también serán un incentivo para que escuchen y un ejemplo de la generosidad musulmana, lo que podría inducirlos a contemplar la conversión por sí mismos. Tratarlos de la mejor manera los hará sentir que usted es la mejor persona de entre sus conocidos, y que sinceramente tiene buenas intenciones y les desea el bien.

Recuerde que el cambio llega gradualmente. Pocos son los que no se verán afectados con el tiempo y la mayoría recuperará su relación con usted tras la tensión que les causó su conversión. Algunos, por guía divina, se unirán a usted. Su relación evolucionará con el tiempo. Usted decide. Las acciones dicen más que las palabras, permítales ver optimismo, persistencia y auténtica calidez en su relación hacia ellos. Esta es una bella historia de uno de los compañeros del Profeta Muhammad, Abu Hurairah, quien dijo:

“Yo solía invitar a mi madre al Islam cuando ella todavía era politeísta. Un día la invité al Islam y ella dijo algo sobre el Mensajero de Allah que me molestó. Fui donde el Mensajero de Allah, llorando, y dije: ‘¡Oh Mensajero de Allah, he llamado a mi madre al Islam y ha rechazado. Hoy le hice la invitación y ella dijo algo sobre ti que me molestó. Ora a Allah para que guíe a la madre de Abu Hurairah’. Entonces, el Mensajero de Allah dijo: '¡Oh Allah, guía a la madre de Abu Hurairah!'.

Me retiré, sintiéndome esperanzado por la plegaria del Profeta. Cuando llegué a casa, al acercarme a la puerta, vi que estaba abierta. Mi madre escuchó mis pasos y dijo: ‘¡Quédate donde estás, Abu Hurairah!’. Pude escuchar el sonido del agua. Ella se bañó, se vistió y se puso su pañuelo en la cabeza. Entonces abrió la puerta y dijo: ‘¡Oh Abu Hurairah! Doy testimonio de que no hay dios digno de alabanza excepto Allah, y doy testimonio de que Muhammad es Su siervo y Mensajero’.

Regresé donde el Mensajero de Allah, llorando de alegría, y dije: ‘¡Oh Mensajero de Allah, buenas noticias! Allah ha respondido tu plegaria y ha guiado a mi madre’. Él alabó y agradeció a Allah, y dijo: ‘Eso es bueno’. Dije: ‘¡Oh Mensajero de Allah! Ora a Allah para hacer de mi madre y de mí de los queridos por Sus siervos creyentes, y que ellos nos sean queridos’. El Mensajero de Allah dijo: ‘¡Oh Allah! Haz de este siervo Tuyo y de su madre de los queridos por Tus siervos creyentes, y haz a los creyentes queridos para ellos’. No hay creyente que oiga sobre mí o que me vea, y que no me ame” (Sahih Al Bujari).

Varios ahadiz

Terminaré con algunas bellas narraciones proféticas que le darán la determinación para ser espiritualmente valiente frente a los desafíos de la vida real.

El Profeta usó el Paraíso para animar a sus compañeros a mantenerse firmes. El Mensajero de Allah pasó por donde Yaasir, la esposa de este y su hijo ‘Ammar cuando estaban siendo torturados por los paganos de La Meca, y dijo:

“Paciencia, familia de Yaasir; paciencia, familia de Yaasir, pues su destino es el Paraíso” (Al Hakim).

El Mensajero de Allah (que la misericordia y las bendiciones de Allah sean con él) dijo:

“Este mundo en comparación con el Otro es como quien pone su dedo en el mar y [al sacarlo] ve lo que ha quedado en él” (Sahih Muslim).

El Profeta solía decir:

“¡Oh Allah! No hay vida sino la vida del Otro Mundo” (Sahih Al Bujari, Sahih Muslim).

El Mensajero de Allah dijo:

“Uno de entre la gente del Fuego, quien fue la persona de mayor fortuna en este mundo, será llevado en el Día del Juicio, sumergido una vez en este y entonces se le preguntará: ‘¡Hijo de Adam! ¿Algo bueno te ocurrió alguna vez? ¿Alguna vez experimentaste una bendición?’. Dirá: ‘Por Allah, que no, mi Señor’. Otro de entre la gente del Jardín, quien fue la persona más miserable en este mundo, será llevado y sumergido una vez en él (el Paraíso) y entonces se le preguntará: ‘¡Hijo de Adam! ¿Alguna vez experimentaste alguna miseria? ¿Alguna vez sufriste alguna dificultad?’. Dirá: ‘Por Allah, que no. Nunca experimenté ninguna miseria y nunca sufrí ninguna dificultad’” (Sahih Muslim).

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